lunes, 16 de mayo de 2011

Gallito In memoriam.

Tal día como hoy, hace 91 años,  moría José Gómez Ortega "Gallito" en la plaza de Talavera de la Reina, y, como cada año, se le recuerda en todas las partes donde se den festejos taurinos. En los tiempos que corren, con el conformismo de los espadas actuales, se echa en falta un torero con el  tirón del diestro de Gelves, y no me valen los Tomases, ni los Morantes, ni los Manzanares, porque sencillamente media un abismo.

Se me puede decir, y yo lo acepto, que no tengo argumentos porque hablo de oídas, pero muy equivocado debo de estar para no creer a piés juntillas todo lo bueno que de él se escribió. Sí, también sé que me pueden rebatir con que, dentro de muchos años se podrán leer las crónicas de la faena de José Marí y el indulto de Arrojado, pero algo me dice en mi interior que no será lo mismo.

Yo creo sinceramente que los aficionados antiguos, con ser menos ilustrados la gran mayoría, estaban más capacitados para juzgar a los toreros, porque estaban menos influenciados por las modernidades hoy al uso, y porque la oferta cultural era más escasa, lo que hacía que se volcaran más a fondo en los toros y sus toreros. Hoy, desgraciadamente, la influencia de los medios es mayor, las redes sociales contendrán cualquier día no muy lejano hasta la página personal del toro indultado, escrita y comentada por el mismo, -el toro digo-. Y si no, al tiempo.


Ya dije en alguna ocasión, que, de existir una máquina del tiempo, me gustaría -si contara con el sufiiciente valor- transportarme hacia aquellos años para ver lo que se cocía y,  provisto de gorra, canotier o bombín, según mi extracción social, juzgar por mi mismo a los toreros de la época. Admito a priori que lo más probable es que no me gustara lo que vería, a menos que, en el viaje se me reprogramara la mente. Porque estamos acostumbrados a ver torear más bonito de lo que nunca se vió, y eso es un hándicap que tendría que borrar de mi memoria.

Algo tendrían cuando los grandes "espadas" de la crónica taurina los reverenciaban unas veces y los denostaban otras, según los avatares concurrentes. Nada deberían de tener en común, pongamos por ejemplo, una crónica de Corrochano, de Clarito, de Don Modesto,  con el parloteo insulso y anodino de Molés, de Moncholi, etc., por poner algunos de los más  "poderosos" - o mediáticos-  comunicadores del tema. 

Hoy en día es difícil ver algo malo en las corridas, según el parecer de los comentaristas. Empezando porque no se enseña al que la desconoce la verdad de la fiesta. Ese, y no otro, debiera ser el primer mandamiento. Todo se justifica, todos los pases están bien ejecutados,  la colocación , la pierna retrasada,  el citar fuera de cacho con su consiguiente despegamientoy las estocadas infames se premian con trofeos. Los defectos, en lugar de hacerlos patentes para que se vean,  se tapan convenientemente, El destoreo, vamos, también llamado toreo moderno.

Antes, -siempre hablo por lo que leí- se premiaban las faenas con puros y  petacas, pero también los aficionados saltaban al ruedo con bastones dispuestos a sacudir de lo lindo al que fuese para mostrar su desagrado. Hoy tragamos con lo que nos echen, y encima callamos, porque si alguien se queja, sobre todo en los foros y en los blogs, entonces, los "gurús" de la información, los "exclusivistas" del saber, nos ponen a los piés de los caballos, como si nuestras opiniones fueran dignas de ir al cubo de la basura sin siquiera cuestionarlas o tenerlas en consideración. Claro que, olvidaba que somos arrivistas, ignorantes e indocumentados, algo que apesta al sacrosanto crítico en su trono de marfil.

Podríamos decir que tenemos lo que nos merecemos, pero así está el patio, y es difícil cambiarlo. Me he ido desviando del tema principal, pero es que, cuando se me calienta la boca no paro.
Todos tenemos que morir algún día. Es lo único que tenemos asegurado cuando nacemos, pero Joselito no mereció morir donde murió, en una corrida de "compromiso" para no desairar a Gregorio Corrochano, según parece.

Y José , el hijo de la "señá Grabiela" murió, con un toro pequeño, en una plaza pequeña, ante un público "pequeño", entrando en la mitología.
¡Se acabaron los toros....!, dicen que exclamó Guerrita cuando supo la noticia.

Desde entonces, se le echa de menos.

viernes, 13 de mayo de 2011

Por qué.....?


Recuerdo que, cuando mis hijas eran pequeñas, a todas horas tenían esa mágica frase en sus boquitas; bien fuera como interrogación, así como también la usaban como reproche ante alguna negativa.
Conforme voy viendo toros últimamente, me voy planteando yo la misma pregunta para tratar de responderme a mi mismo o, en su defecto, ya que no encuentro explicación, para que algún sesudo especialista en esto de los toros, -y ya decía Joselito que de toros no entienden ni las vacas, según creo recordar- me lo explique como a un niño de cuatro años.
Las inquietudes que me quitan el sueño son,  por órden más o menos cronológico, las siguientes:
  • ¿Por qué de salida se les hace rematar a los toros de mala manera en el burladero?. Y no me sirve como respuesta que es para ver si humilla. Más bién para ver si se descuerna. Para muestra el topetazo del día de ayer en la corrida de Valdefresno, que el pobre toro tuvo para ir a la UVI.
Capítulo II, artículo 71 del Reglamento): 3. Queda prohibido recortar a la res, empaparla en el capote provocando el choque contra la barrera o hacerla derrotar en los burladeros. El lidiador que infrinja esta prohibición será advertido por el Presidente y, en su caso, podrá ser sancionado como autor de una infracción leve en los términos previstos en el capítulo III de la Ley 10/1991, de 4 de abril, y en el presente Reglamento, en particular si, a resultas de la acción irregular del lidiador, la res sufriera una merma sensible en sus facultades. Mi no saber.......
  •  ¿Por qué el picador masacra a los toros tapándoles la salida, aupándose sobre los estribos, barrenando sobre el lomo, más bién en la parte trasera del animal, picando en la paletilla, etc. Admitiré como animal de compañía que es de todos conocidos que, salvo honrosas excepciones, no saben su oficio, o los matadores no les dejan. Y eso que van subidos en un Pánzer.
(Artículo 72) 4: Cuando la res acuda al caballo, el picador efectuará la suerte por la derecha, quedando prohibido barrenar, tapar la salida de la res, girar alrededor de la misma, insistir o mantener el castigo incorrectamente aplicado. Si el astado deshace la reunión, queda prohibido terminantemente consumar otro puyazo inmediatamente. Los lidiadores deberán de modo inmediato sacar la res al terreno para, en su caso, situarla nuevamente en suerte, mientras el picador deberá echar atrás el caballo antes de volver a situarse. De igual modo actuarán los lidiadores cuando la ejecución de la suerte sea incorrecta o se prolongue en exceso. Los picadores podrán defenderse en todo momento.
  • Abundando sobre el tema anterior, ¿Por qué, en lugar de tirar de la rienda del caballo hacia la izquierda del animal, para así facilitar la salida por los pechos y la posibilidad de huida, lo que hacen es justamente lo contrario, girar el caballo teniendo como eje el toro, haciendo la llamada carioca y, de paso, echando todo el peso del acorazado jamelgo sobre el toro?. Porque en Madrid hay pencos que cualquier día se van a dar un barrigazo de tanto dejarse caer como damiselas desvanecidas.
  • Por qué, mientras se perpetra el crimen anterior, el señor alguacilillo contemporiza, incluso sin mirar hacia otro lado, en lugar de poner órden?. Además de dar orejas, abrazos y besos a los espadas, es su deber reconvenirles sobre los excesos e irregularidades en la lidia, pero claro, si tampoco el Delegado Gubernativo cumple bien su función , poco se les puede pedir más que luzcan su bonito plumero. Menos mal que hace poco en Sevilla se hizo un quite con el sombrero que evitó una segura cogida a Rafaelillo.
Sigamos con mis cuitas, que no son pocas.

  • ¿Por qué, a la salida del caballo, cuando el toro a menudo pierde las manos, la gente se encrespa, protesta y exige la devolución de la res?. No se dan cuenta de que sale casi ciego, dolido, en los vuelos del capote, y humillado generalmente . ¿Que pasaría si nos dieran con un palo en los dientes y luego nos pidieran una sonrisa. ¿No es mejor esperar un poco a que el animal se reponga del duro castigo sufrido?. Luego se podrá, si asi se estima conveniente, echarlo al corral. Paciencia, señores....
  •  ¿Por que, la maldita y novedosa moda (bueno, ya no es tan novedosa) de llevar el toro al burladero de la segunda suerte nientras salen los picadores. ¡Si no se vá a ir a ninguna parte!. Luego el matador vá a buscarlo a donde sea para llevarlo a los terrenos de picar y es seguro que lo encuentra.
  •  ¿Por qué hay tanto banderillero sin oficio, que coloca los pares -cuando los coloca- de cualquier manera, de uno en uno, de sobaquillo, lanzándolos a ver si se clavan solos, etc.?. ¿Por qué tanto capotazo para colocar al toro?. ¿Por qué no se abrevia y se banderillea a cada toro en función de su estado?. Porque, hasta los grandes toreros antiguos, y sus subalternos, usaban de todos los recursos con el fín de parear, bién sea al sesgo, al hilo de las tablas, etc., y ahora, si no median tres o cuatro pases de capa -algunas veces verdaderos tirones que descoyuntan al toro- no hay manera alguna de hacerlo.
  •  

¿Puedo decir que no me gusta José Tomás.......?



Pues sí. No estoy de broma, y puedo parecer un extraterrestre, pero la verdad es que no me gusta José Tomás como torero, aunque mediático es como él solo.
Ha saltado la noticia de su reaparición y ha sido como el advenimiento del nuevo Mesías. Y yo, humildemente, creo que no es para tanto. Cierto es que la fiesta, en el momento en que está, necesita un revulsivo que la pueda hacer más agradable para la gran mayoría del público, que a la postre es el que paga, no así para todos los aficionados, y no creo equivocarme al confesar que soy el único. Eso sin hablar de que los empresarios se están frotando las manos desde ayer. ¡A ellos si que se les ha aparecido la Virgen!.

Intentaré explicar mis motivos, que se reducen, en esencia, a uno sólo. Y es que entiendo que un torero tiene que ser algo más que un intérprete cargado de un dramatismo exagerado, una persona que transmite miedo en demasía a los tendidos, que atropella muchas veces la razón con el argumento de pasarse los toros por donde nadie se los pasa. O no se los pasa como él, que también puede ser.

No está todo en salir más manchado de sangre que nadie, porque hay veces -la mayoría- que parece que venga del matadero, y se me dirá que eso es porque torea de verdad, sin trampas. Entiendo que su filosofía y su estilo se copia del toreo de Manolete, y, aunque yo no lo llegué a ver, dudo mucho que saliera casi todas las tardes trompicado y/o herido. Recuerdo alguna corrida en la que, al final, José Tomás acababa hecho unos zorros.

Un torero de verdad, aparte de valor, debe tener oficio, y hacer las cosas lo mejor que sabe a la vez que lo más dignamente posible. Al principio se le reprochaba a Juan Belmonte el que los toros lo cogían casi siempre, y él, con un físico más menguado que la mayoría de los toreros, entendió y modificó su estilo y sus formas, no por eso siendo menos verdad su toreo. Y eso es lo que yo le veo a José Tomás, que me gustaría mucho más verlo torear con gusto, temple y despaciosidad, en lugar de con enganchones, tirones, revolcones, y toda clase de adjetivos terminados en -ones.

Puedo estar equivocado como una minoría y que se me catalogue como un bicho raro, pero tampoco acepto sin discusión que la mayoría esté en posesión de la verdad absoluta. Y esta es una de las grandezas de esta fiesta. Antiguamente la gente llegaba a las manos y casi se mataban los partidarios de uno u otro torero, con sus rivalidades encendidas. Aunque bién es verdad que no existía tanta oferta cultural como hoy en día, y la gente tenía que soltar el stress (si es que entonces se tenía stress) a mamporros.

Yo no quiero eso, quiero poder opinar, quiero que me guste uno y me disguste otro, y quiero ver una faena con los sobresaltos inherentes al riesgo que se corre, pero sin excesos, sin provocar en el espectador la angustia por la cogida, porque para lo que voy a los toros es para disfrutar del arte, entendiendo su contrapartida, que es la posibilidad de resultar herido.

Soy de este mundo, y conservo mis facultades mentales intactas a día de hoy, aunque pueda parecer mentira por mi atrevimiento. A raiz de lo de Aguascalientes la gente está mucho más sensibilizada con el toreo de José Tomás, y con su vuelta estará también más receptiva con él, a la vez que más en contra de los que, como yo, disentimos de la opinión general.

Toree usted como un maestro y déjese de exageraciones gratuitas. Retomando a Belmonte, él también, al devolverle un toro a los corrales, se arrodilló delante del animal al grito de "mátame". Si es eso lo que quiere, está en camino de conseguirlo.

De momento, se estará gastando un dineral en lavar los vestidos de torear.

Perdón por el atrevimiento.

Besitos.

viernes, 6 de mayo de 2011

Maldito Mayo.


Mañana  7 de Mayo, poco después de las cinco de la tarde, se cumplirán 89 años de la muerte de Manuel Granero Valls en la plaza de toros de Madrid. Manolito Granero, la gran esperanza tras la desaparición, dos años antes, del coloso de Gelves "Joselito".

Granero nació, el 4 de Abril de 1902, en el popular barrio del Pilar de Valencia, siendo el primer hijo del matrimonio formado por D. Manuel Granero y Granero, ordenanza de las oficinas de las Obras del Puerto, y Dª. Consuelo Valls Chuliá. 

Tomó la alternativa en Sevilla, el 28 de Septiembre  de 1920 de manos de Rafael Gómez Ortega "El Gallo", y actuando como testigo Manuel Jiménez "Chicuelo", en una fatal coincidencia, ya que también un 28 de Septiembre de 1912 fué doctorado por su hermano Rafael el anteriormente citado "Gallito". El toro de la alternativa fué "Doradito", sardo, herrado con el número 54, y perteneciente a la vacada de la viuda de Concha y Sierra, cuya cabeza disecada se conserva en nuestro hermoso Museo Taurino de Valencia. Lució para la ocasión, un terno negro y oro. 

Confirmó la alternativa en Madrid, el día 22 de Abril de 1921, en corrida extraordinaria presidida por S. M. la reina Doña Victoria Eugenia de Battenberg, acartelado con "Chicuelo" y Bernardo Muñoz "Carnicerito", frente a "Pastoro", número 27, berrendo en negro, de don Ramón y don Cristóbal Gallardo González, luciendo un vestido canela y oro.



Fué el creador del llamado por Corrochano "pase de la firma", ante un toro del Marqués de Villamarta en la plaza de Vista Alegre de Bilbao, y derrochó valor y arte suficiente en su corta carrera para ser uno de los diestros más esperados y queridos por la afición. ünicamente concedió una alternativa, en Madrid el día 17 de Septiembre de 1921, a Victoriano Roger "Valencia II", actuando de testigo "Joseíto de Málaga", con el toro "Cigarrito". Fué, asimismo, un virtuoso del violín.



El día 7 de Mayo se anunciaba en Madrid una corrida con reses de Veragua, para los matadores Juan Lúis de la Rosa, Manuel Granero y Marcial Lalanda, éste último para confirmar su alternativa. En la mañana de la corrida, "Blanquet" -una vez más- extraía en el sorteo la bolita de papel de fumar con los números 13 "Cantinero, negro zaíno del Marqués de Albaserrada,  y 59 "Pocapena", cárdeno bragado del Duque de Veragua.





La fatalidad quiso nuevamente aliarse con Granero, ya que "Pocapena" había sido sorteado en Ciudad Real el mes de Agosto del año anterior, y también había sido "Blanquet", como peón de confianza, el que había sacado la bolita. La corrida no se celebró y el toro volvió a la ganadería.

En su primer toro dió una triunfal vuelta al ruedo al no habérsele concedido la oreja por la presidencia, tras una estocada certera. El quinto recibió cuatro varas, matando un caballo y manseando. Al pasarlo por alto se le venció, fué derribado al ser alcanzado por el muslo derecho lanzándolo contra la barrera y quedando bajo el estribo, donde fué de nuevo empitonado por el ojo derecho causándole la muerte en el acto. Hay una fotografía en la que "Blanquet" se tapa la cara sosteniendo el capote mientras se llevan a Manolo a la enfermería. Vistió en tan funesta tarde, un terno azul noche y oro, del cual se guarda una pequeña parte en el Museo Taurino de Valencia, ya que la mayoría despareció despedazado para llevarse un recuerdo.



El féretro fué llevado a la esatación de Atocha a hombros por los hombres de su cuadrilla, seguido de una carroza mortuoria  -la misma que llevó a "Gallito"-  para ser trasladado a Valencia, a donde llegó el día 9, siendo recibido por un inmenso gentío que le rindió homenaje. La premura de los acntecimientos hizo que no estuviera preparado un lugar para alojar su cuerpo en el cementerio, por lo que fué enterrado en el panteón donde descansaban los restos de los infortunados hermanos "Fabrilo", obra de D. Mariano Benlliure. Cuatro años después, en el aniversario de la tragedia, Granero fué depositado definitivamente en el panteón de mármol blanco de Carrara, obra del escltor D. José Arnal




Un gesto de generosidad de la familia de los "Fabrilo", los cuales, anteriormente, y hermanados en el dolor por la muerte de los toreros, acogieron en el mismo panteón al modesto novillero bilbaíno Lorenzo Ocejo "Ocejito" muerto el año anterior en el coso de la calle de Játiva; a los  también novilleros Juanito Jiménez, de Utrera, muerto por el novillo "Hormigón" de Concha y Sierra, y a José López Ortega "Josele", muerto por "Jabón", de la misma ganadería que el anterior. También costearon el traslado de los restos de Rafael Dutrús "Llapisera" para que descansara en Sevilla.


Desde entonces, cada 7 de Mayo, frente a la placa conmemorativa sita en la plaza de toros de Valencia, se le rinde homenaje de admiración por la gente que, como yo, no tuvo ocasión de verlo torear.
Una vez más, el terrible Mayo acababa con una leyenda, igual que acabó con diestros tales como José Delgado "Pepe Hillo" (1801) , Curro Guillén (1820), Manuel García "Espartero" (1894), Julio Aparici "Fabrilo (1897), Joselito (1920), Varelito (1922), y terminando con nuestro muy querido y admirado Manuel Calvo Bonichón (Manolo Montolíu), muerto en Sevilla, el 1 de Mayo de 1992.

Descansen en paz todos ellos.

martes, 3 de mayo de 2011

De piernas y otras lindezas.

Por lo visto, ha de pasar un mes para que resucite en mí la obligación de escribir en mi blog. Seré breve.

No pude ver la faena de Manzanares en Sevilla con el toro del famoso indulto, ni in situ (sniff), ni tampoco por televisión, pero tenía el morbo de enterarme del hecho, aunque solamente fuera para poder opinar, que es el fín de este blog.

Pues bueno, he visto "parte" de la faena, porque no la encuentro en su totalidad, con lo cual, el análisis no puede ni debe ser riguroso, por falta de pruebas; y hay que presuponer la inocencia. Confieso que me han gustado ciertos pasajes de la lidia (porque hay que llamarla de algún modo) llevada a cabo por José Mari, como también me gustó algo de lo que hizo en Valencia, pero, de ahí a perder el "sentío", la verdad es que no. Aunque me llamen ortodoxo fundamentalista porque no comulgo con la opinión general.

Como contrapunto, y para documentarme en mi defensa, también he visto el vídeo de Tomás Sánchez en Madrid. Y no se me negará que, a priori, el enemigo (o colaborador, según la tauromaquia al uso) no era ni por asomo el mismo. Duro, difícil, con la cara por arriba del palillo, siempre a la caza, etc. el uno, y "toro moderno" el otro, con su "toreabilidad" al 100 % (¡vaya palabreja!), hace tener que plantearse el rigor y el posicionamiento antes de juzgar a uno y a otro.

Así pues, me he fijado mucho en un detalle que muchos no tienen en cuenta, y es que, tras ver los dos vídeos, los volví a pasar fijándome únicamente en los pies de los toreros; más bien en las piernas, y ¡eureka!,  ahí encontré fundamentos más que suficientes para emitir este humilde juicio de valor.

No digo más. Que cada uno extraiga sus propias conclusiones, pero, a buen entendedor, con pocas palabras basta.

Pido perdón a los que todavía están volviendo a la vida tras la faena cumbre.
Yo es que soy así. ¡Que le voy a hacer!.

Besitos.
-MiguelitoNews-