Resulta anacrónico, y a la vez extemporáneo, que, aunque pueda parecer lo mismo no lo es, sino que se complementan ambas definiciones, y creo conveniente citarlas aquí, porque la cosa tiene guasa. Que en pleno siglo XXI todavía existan monarquías sobrepasa mi entendimiento, pero ya lo decía Guerrita cuando le presentaron al filósofo José Ortega y Gasset, con la famosa frase "Hay gente pa' tó'".
Y, por lo que se ve, no andaba muy desencaminado.
Resumiendo, que parece ser que hay ansia viva de querer ser emperador porque, además de rey del Reino Unido de Gran Bretaña y los Dominios Británicos de Ultramar, vulgo la Mancomunidad de Naciones o Commonwealth, también es, por extensión, Emperador de la India, que, aunque es un país independiente desde tiempos de Maricastaña, resulta que tiene ganas de seguir ostentando la corona imperial porque, de otro modo no entiendo para qué le enroscaron una detrás de otra, salvando las orejas.
Y es que debe de ser bueno ser rey, o estoy yo muy equivocado porque, con setenta y cuatro años en la actualidad y después de pasarse media vida mirando el calendario para ver cuando le tocaba a él ser el amo del cotarro, ahora, cuando lo más lógico, a mi entender, sería que no hubiera aceptado o bien abdicara en favor de su hijo, por aquello de que le hacía "ilu" ser coronado, en lugar de hacerle pasar al Príncipe Guillermo todo lo que él mismo ha pasado, que no veía la hora, porque su mami ya dijo en su momento que ella serviría al país durante toda su vida.
Así pues, muerto el último emperador chino y hasta el bruto de Bokassa, nos queda Charles the Third hasta que el cuerpo aguante. Y es que no aprenden, porque, en lugar de hacer como su tío abuelo Eduardo VIII, que mediante a su abdicación le complicó la vida a su hermano Bertie (Jorge VI), al que no le hacía puñetera gracia ser rey de rebote, entre otras cosas porque era tartamudo y odiaba tener que hablar en público. De modo que, como iba diciendo, al "pillín" de Eduardo le salió la cosa redonda.
Porque, sin ser rey vivió como tal, a costa de la Corona siempre, en París, en las Bahamas, donde quiso, vaya, y eso sí, acompañado de su querida Wallis, que en definitiva era lo que ansiaba. Y Carlitos, que podía haber seguido el mismo camino con su Camilita, va y la caga. En fín, él sabrá lo que hace.
Y llegamos a la coronación de este año, con un lujo y boato impensable por mente alguna que se considere medianamente estable, porque tal y como está el patio en todo el mundo y, sobre todo en Gran Bretaña por el fallido Brexit, es indecente gastarse el dinero que se ha gastado en la hoguera de las vanidades, para ir en la carroza como La Cenicienta, con sus caballitos blancos, sus palafreneros, etc. y volver en otra distinta, porque sí, porque la anterior tenía el asiento caliente y le daba cosa.
Y así llega a la Abadía de Westminster con la que estaba cayendo (como aquí en la boda de Felipe y Leticia) y allí le esperaba el Arzobispo de Canterbury y cuarto y mitad de capisayos de todos los colores para ayudar en los oficios ceremoniales y tal y tal. Con esa cara que tiene color de chicle de fresa masticado y esos dedos que parecen salchichas de Frankfurt, se dejaba hacer de todo, ahora la capa de armiño que llegaba desde allí a las Casas del Parlamento, luego con otra encima por si tenía frío; luego le medio desnudan para meterlo en el chiringuito que montaron en medio de la iglesia para, según ellos, ungirlo con los sagrados óleos y/o como los maledicentes ya andan pregonando, porque le dió un apretón y hubo que improvisar a la carrera.
Todo esto lo cuento con conocimiento de causa porque, aunque parezca imposible, me tragué toda la retransmisión mientras mi esposa me miraba con cara entre condescendencia y lástima, pero es que necesitaba estar bien informado ya que tenía en mente hacer una entrada al respecto, cosa que finalmente ha sucedido tras sugerirlo mi amigo Pepe; de ahí que vea la luz.
Y mientras tanto, el otro hijo, el de los negocios extra-reales, pero negocios al fin y al cabo, acudía sólo, sin su querida Meghan ni sus hijos, aduciendo que tenían que celebrar el cumpleaños de uno de ellos. ¿Mentirosos....!. Lo que pasa es que el suegro y la nuera no se tragan, igual que tampoco lo hacía la abuela; y que no me vengan con el cuento de que es por el color de su piel, que no cuela. Más bien parece que la actual Duquesa de Sussex, en tanto en cuanto no le quiten también el título, se me antoja parecida a una que tenemos muy cerca y no citaré su nombre, que todos sabemos cual es, la cual tiene más huevos que una pava y hace y deshace lo que le da la gana. No digo más. Que me condeno.
Y ya tenemos a otro Windsor rebautizado en el trono, porque, no hay que olvidar que, aunque nacidos en Gran Bretaña, son descendientes de alemanes: los Sajonia-Coburgo-Gotha. Lo que pasa es que, por aquel entonces, y hablo de la primera Guerra Mundial, como que no era muy aconsejable ser germano, y sino que le pregunten a su, creo bisabuelo Nicolás II, como le fue la cosa con los bolcheviques cuando su primito Jorge V le dió la patada y, con ella, firmó su sentencia de muerte y la de toda su familia.
De modo que Camilla Parker-Bowles es ahora mismo- ni ella se lo podía imaginar- reina, pero reina reina, nada de consorte, que hasta ahí le llega la suerte, no como a la periodista un poco divorciada -como decía mi añorado Andrés- que tenemos nosotros. Así lucía una sonrisa como la del gato que se ha comido al canario (¿no os disteis cuenta?),porque sabía lo que le esperaba, aparte del sexo a tope (otra vez Andrés) que iba a tener a la noche.
¿Viagra?, quién lo sabe.
¿Y la gente haciendo cola varios días antes.....?. ¿Son tontos de baba o qué...?. Porque tiene tela. Yo no voy allí ni aunque me paguen dietas y kilometraje. Mucho menos gratis. Pero también había a los que no les molaba mucho tener otro rey chupando de la "mamelleta", que ya es bastante con lo que chupan los políticos como para que haya reyes además de los de la baraja y los Reyes Magos o "The three Wise men" que dicen por allí. Y esos interesaba que se mantuvieran lo más alejados posible del cortejo y desfile, no fuera a ser que jodieran la marrana con sus pancartas de "Is not mi King". Que también, porque no, es una elección.
Y qué decir de los modelitos que lucían los invitados, invitadas e invitades, no la caguemos. Algunas parecía que fueran de la tuna.
Se asemejaba a la alfombra roja de los Oscar en algunos momentos, aderezado en ocasiones con uniformes con más chapas y medallas que los militares rusos y sombreritos y pamelas, que la que llevaba la de aquí parecía que la había desmontado de una lámpara de pie de la Zarzuela.
Rancios como son los ingleses no se podía esperar menos. Y me llamó la atención el hecho de que la medalla del Toisón de Oro la tiene hasta el Tato, porque la llevaba uno sí y otro no.
Bueno, ya está bien, que empiezo y no paro, y a este ritmo no me quedarán argumentos para la próxima entrada.
Espero que os guste.
Besitos.
MiguelitoNews-
P.D.- Por cierto, con la pasta que tiene Carlos ya podía arreglarse un poco la boca, que parece que los dientes se los hayan echado a puñados.