Esta es la carta que envio al Ayuntamiento de Valencia para ver si de una vez me prestan atención.
A
quien corresponda.
No es la primera vez, e
intuyo que tampoco será la última en que me pongo en contacto con alguien ¿? del
Ayuntamiento para solicitar que sea atendido el asunto que les detallo a
continuación, y la verdad es que me hubiese gustado antes, y también ahora, que
el trato fuese un poco menos impersonal que las veces anteriores; es decir: que
una persona se pusiera en contacto conmigo para explicar el problema más allá
de una simple hoja de papel que, por lo que veo, no sirve para mucho.
La cuestión planteada tiene
como objeto el jardín que discurre a lo largo de la Avenida de los Hermanos
Maristas, entre las calles de Amado Granell y la Carrera de la Font de Sant
Lluís, y centrándome especialmente en el tramo que discurre frente a mi
domicilio, es decir: entre la calle del Bombero Ramón Duart y la citada Carrera
de Sant Lluís, ya que se adjuntan fotos correspondientes a dicha sección.
Un parque urbano que se
inauguró hecho una preciosidad y que ahora languidece desde hace años por la
desidia municipal en el hacer de las
personas o departamentos que deberían cuidarlo. Un pequeño pulmón verde que se
supone debe, además de embellecer, proteger el ambiente, dar un respiro a las
personas que lo frecuentan para pasear o simplemente respirar un poquito menos
humo del habitual.
Pero no, al contrario de
servir para lo que se proyectó, se ha convertido poco menos que en un
estercolero y un lugar donde día sí y día también desaparecen especies
vegetales que no se reponen, quedando cada vez menos árboles por la sencilla
razón de que cuando se estropean –por falta de cuidados- sencillamente se talan
y se acabó el problema. Esto mismo ya fue denunciado por mi anteriormente y
quedó –una vez más- en saco roto, sin actuación alguna por parte del consistorio,
que vuelve a mirar hacia el otro lado.
Observarán que mi carta
tiene un tono mordaz, poco delicado con el Ayuntamiento, pero es que intento
que alguien reaccione,- que no es tan difícil- y tome medidas, aunque sean
mínimas (no aspiro ni confío demasiado) para solucionar un problema al cual ni
se le presta atención ni se tiene en
cuenta la magnitud que representa, algo que debiera ser prioritario en lugar de
tantos fastos inútiles, tantos desfiles de Magas y tanto postureo por parte de
la corporación que se supone vela por sus conciudadanos.
Mucho gasto inútil en
maceteros, en cuchipandas y en intentar ofrecer una imagen de Valencia en la
que se olvida a los barrios. Porque sí, porque la cruda realidad es que existen
al menos dos tipos de ciudadanos, según lo visto, y consecuentemente se les
trata con mayor atención que a los otros. Me refiero, por ejemplo, al aspecto
que presentan, sin ir más lejos, la Avenida del Reino y la Gran Vía del Marqués
del Turia, con sus jardines hermosos y bien cuidados, con sus setos recortados
y sus árboles podados, identificados con etiquetas, mantenidos a salvo de
plagas, mimados en una palabra.
A partir de ahí y hacia las
afueras cambia la cosa radicalmente, como si existiera –que existe, aunque
invisiblemente- una frontera entre ricos y pobres, entre la Valencia de la
gente guapa y el gueto de los demás que, no lo olviden, pagamos los mismos
impuestos y deberíamos tener, consecuentemente, los mismos derechos, máxime en
un gobierno municipal que se las da de izquierdas y de socialista o vaya usted
a saber, que yo tenía entendido desde pequeñito que estos señores están para
servir al pueblo, pero ni flores.
Y volviendo al meollo de la
cuestión les comento que mediante las fotos que me he tomado y me gustaría acompañar
a esta reclamación-sugerencia (y no
puedo adjuntar) intento que se tomen un poco, solo un poquito en serio mi
carta y mi cabreo. Me explico: a veces en invierno y también en otras
estaciones se producen ráfagas de aire violentas que atacan a la arboleda con
rabia. Muchos de estos árboles son monumentales y/o cuanto menos altos en
exceso, cuyas ramas llevan tiempo sin podar y sanear; en particular los
plátanos de sombra que, tras más de cuarenta años viviendo en el mismo
domicilio, nunca he visto podar, como si que he observado en alguna población
que tiene esta especie y la dejan prácticamente pelada para que vuelva a
regenerarse. Pues bien, al igual que estos árboles hay otros a los que no se
presta atención alguna, de modo que sufren serios daños y desgajamiento de sus
ramas –algunas con muchos kilos de peso- lo cual lleva consigo que la siguiente
actuación de los servicios correspondientes se limite a tirar de sierra por la
base y a otra cosa mariposa.
Así pues, cada vez tenemos
menos árboles y más ¿biodiversidad?, término este acuñado por algún sesudo
asesor para denominar al abandono, por referirse a los hierbajos que nos rodean
en las calles, parterres y alcorques de los árboles. Por justificar la miseria,
vamos.
Hace dos días, un enorme
árbol cuyo hermano gemelo ya fue arrancado tras un grave desgajamiento de parte
de su estructura, un árbol con un porte considerable y hermoso sufrió a su vez
la caída de una gran rama debido a su peso y a su abandono. Dos días llevan sin
aparecer los servicios del Ayuntamiento aunque solo sea a ver qué pasa y
decidir qué se va a hacer al menos con los restos, que luego ya veremos si
tiramos de serrucho, que es lo más fácil.
Ya sé que no va a gustar mi
carta, pero me importa bien poco, porque lo que realmente sí que me importa es
tratar de despertar la conciencia de alguna persona con capacidad y poder de
decisión para acometer el asunto como se supone se debe de hacer. Pero tengo dudas
de ello y muchas, a pesar de que en mi fuero interno quiero creer, tal vez
ingenuamente, que incluso pueda haber alguien que sea a la vez funcionario
municipal más o menos importante y ciudadano a pié de calle como yo que se
atreva, porque hay que atreverse, a tomar el toro por los cuernos y adecentar
su ciudad.
Que no lo olviden, también
es la mía.
Atentamente.
-Miguel A. García Puig-
DNI: 22.520.169H.
Ver las fotos adjuntas que no pude enviar en mi instancia al ayuntamiento.