lunes, 17 de abril de 2023

Para que no la pierdas. Con tu permiso.

 "SEÑOR PEPE”, O LA SEMÁNTICA, SEGÚN ANDRÉS.

 

Querido Pepe, o señor Pepe, o Jóse, en definitiva, querido amigo:

Porque esa es la pura verdad, la amistad que durante tantos años llevamos cultivando es lo que tenemos que agradecer, al margen de cualquier otra cosa que pasa a ser menos importante. Una amistad forjada gracias a nuestro llorado Andrés, que fue quien nos presentó, aunque tú no has formado parte estricta del trío que ha pasado calores y fríos pescando al corcho, sin importarles el tiempo ni la estación del año. Tú eres más de pescar, o lo eras, con el fontanero, en “petit comité” y con lanzadora, pero eso no quita que formes parte del grupo.

A menudo me pregunto, y lo hago de verdad, cómo es posible que tú, con la cantidad de gente importante con la que te codeas, hayas podido contemporizar con gente más, digamos normal, como nosotros, sin importar la escala social que coloca a cada uno en un nivel. Y eso es casi lo que más me gusta de tí, de nuestra amistad, porque eres uno de los nuestros, y hoy en día es algo que no es fácil de encontrar. Tú te codeas con directores de hospital, con grandes médicos, con políticos y empresarios, y, a la vez, con personas como nosotros, no por más humildes menos significativas. Eso dice mucho de tu actitud.

Me llama poderosamente la atención, y, sin embargo yo también caigo en la trampa, de que, a menudo se te hacen –te hacemos- consultas jurídicas por el mero hecho de ser abogado, como si, al encontrarnos con un médico  a la hora de almorzar le dijésemos que nos echara un vistazo a la próstata, para explicarnos por qué meamos tan a menudo, o a un director de cine porno cual es la mejor postura. Y eso es una cosa que sucede tan a menudo, que ya la consideramos como algo natural.

Yo mismo te he consultado alguna vez, no voy a negarlo, y eso me hace culpable como a todos los demás, pero a veces sale de forma inconsciente, debido a la familiaridad y al trato tan cercano. Siempre has estado ahí para aconsejarme, por lo que te doy las gracias de corazón, y nunca he estado a la altura en el modo de agradecértelo. Ahora bien, con motivo de tu cumpleaños, que hoy celebras, he querido hacerte mi regalo en forma de esta carta, una carta solo para ti, que no está colgada en mi blog, a menos que tú así lo decidas, porque es algo personal. Te lo debía.

Una carta en la que te expreso mi agradecimiento por tenerte como amigo, una palabra que se usa habitualmente con mucha ligereza y que las personas no valoran en la medida tan importante que tiene. Porque amigos, amigos de verdad se pueden contar con los dedos de una mano y sobran dedos. Al menos así lo entiendo yo, que tengo muy pocos, o es que quizás valoro mucho calificarlos como tal.

Sabes del cariño que le tengo a Andrés, y también a Luís, que no es menos del que te tengo a ti, aunque pueda parecer lo contrario  por aquello de que hemos compartido más horas juntos; no obstante, disfruto cada mañana de almuerzo contigo por tener un momento de conversación seria y equilibrada, al margen de que podamos pensar igual o de diferente manera en cuestiones diversas.

Y es por eso que quiero seguir siendo amigo tuyo y cultivar algo inmaterial y necesario para la vida, al margen de las miserias que nos toca vivir a diario, que no son pocas, pero si las compartimos, aunque sea entre bocado y bocado, parecen menos.

Una vez me dijiste, con ocasión del fallecimiento de Andrés, una frase lapidaria que me llegó muy hondo. Esa frase era: “Cada día tengo más dinero y menos amigos”, y yo me alegro de lo primero y espero que siga presente en tu contador como uno de tus amigos que disminuyen en número.

Con eso sólo me conformo. No necesito más.

Tu amigo.

-Miguel-

P.D.- A mayor abundancia, aquí dejo una lección de protocolo, por si, quien sabemos llegase a leerla y aprendiera de una p… vez: https://protocoloconcorse.es/don-senor-usted-palabras-lxxi/

domingo, 16 de abril de 2023

Esto es para tí. (Y lo sabes).

Conozco a una persona que agradece lo que escribo y me pondera, tal vez en demasía, lo cual, no lo negaré, me llena de orgullo y satisfacción. ¿De qué me suena esta frase....?. En fín, a lo que vamos. Es compañero de almuerzos y otros actos sociales más o menos festivos cuando acompaña el buen tiempo y nos podemos reunir en Cullera.

Digo conocido y no amigo, aunque espero que no se moleste porque para mí, la palabra amigo tiene unas connotaciones que no puedo ni debo frivolizar, y así como aprecio su compañía y la de otros que también concurren en estas ocasiones, estimo que no nos conocemos lo suficiente como para atribuirnos ese nombre.

Espero fervientemente que o me lo tome demasiado en cuenta, que las sensibilidades están a flor de piel, y no es cuestión de importunar.

Pues, retomando el tema, hace poco me aconsejaba que escribiera sobre los almuerzos que compartimos, en el sentido de que, según él, existe más consenso a final de los mismos que al principio. Y digo yo que algo tendrá que ver el hambre, que es tema inaplazable, y también, como no, la sed que se tenga, porque, no cabe duda, la bebida desata las lenguas, no queriendo decir con esto que nos pasemos de la raya, por supuesto que no. Pero no se me puede negar que ayudar ayuda.

En estas cuitas andamos reunidos hablando de lo divino y de lo humano, evitando, en la medida de lo posible, que cada uno es de su padre y de su madre, hablar de política, que lo único que puede aportar, hoy por hoy, es una mala digestión o cuanto menos cierto reflujo esofágico nada grato en lugar de pasar un buen rato.

Y además queda feo.

Es un señor, en el amplio sentido de la palabra –y no lo digo porque siempre nos invite a una ronda, que también- y como tal lo trato, con sus cosas, con sus sorna y su ironía; con ser catalán (1)  presumir y ejercer de ello, -al menos de boquilla- y, sobre todo, por ser un contertulio ocurrente y procaz, en su aceptación semántica de desvergonzado, atrevido, descarado –que no Prozac, no confundir-, con el que la tertulia adquiere mayor interés si cabe.

Volviendo a su propuesta, considero que el almuerzo transcurre de diferente forma según el día, según la actualidad y según el estado de ánimo de las personas, el cual, en estas citas suele ser bastante predispuesto a pasarlo bien, que para lo contrario tenemos más de lo que quisiéramos, y así intentamos que sea. Pero es posible que tenga razón y se desarrolle, como apunté antes, de mayor a menor –el cremaet y el vaqueret van haciendo marcha-, pero siempre es una buena ocasión para volver a juntarse.

No voy a citar nombre alguno. Él ya lo sabe, y los demás, a poco que lean entre líneas, también se darán cuenta. Y también sé que me sabrá perdonar –eso espero- por todo lo que digo en el primer párrafo, porque considero que es verdad, al menos mi verdad, y no es muy difícil de entender y aceptar, así que, desde aquí te mando un fuerte abrazo y el firme compromiso de seguir tratándonos como si nada hubiese pasado.

Es lo que tiene ser buena gente.

(1).- Esta entrada se escribió hace una semana pero, al no disponer de Internet tuve que posponer su publicación hasta después. Es obligado hacer mención a un cambio que puede ser, o no, importante y, lo cierto es que no cambia sustancialmente el sentido de la misma. Se trata de que, tal vez en un lapsus linguae, se le ha escapado que es charnego, o al menos eso he creído escuchar, y, por lo tanto, debía hacerlo constar. No pasa nada, te vamos a querer igual.