martes, 10 de enero de 2023

No dejan de sorprenderme.

El día que se repartía la cordura, el enviado ad hoc del ayuntamiento de mi ciudad llegó tarde, y, un poco más tarde, cuando llegó el turno del criterio, le pilló contestando a un Whatsapp, con lo cual se tuvo que volver con el rabo entrepiernas a dar cuenta de la misión. No es de extrañar pues, que desde entonces la corporación municipal ande como pollo sin cabeza en las múltiples y desafortunadas decisiones que toman.

Ante este panorama, cuanto menos desolador, me armé de valor y decidí aguantar, estoico, lo que viniera día a día, confiando inocentemente en que dure una sola legislatura, pero viendo lo viendo me asaltan serias y preocupantes dudas. Porque es que no dan puntada sin hilo y nos sorprenden día sí y día también con decisiones sacadas de la manga a cual más absurda, que ya iré desgranando a su debido tiempo porque, como cualquier escritor que se precie, debo documentarme convenientemente.

El menú de hoy es la toponimia de las calles. Me explicaré. Hace poco tiempo me sorprendió desagradablemente ver un rótulo en una marquesina de la E.M.T. que dejaré para el final, porque es el detonante de toda esta entrada. Y es que no existe uniformidad -que criterio ya es sabido que no-, con lo cual nos podemos encontrar cualquier cosa. Empezaré por uno que, en su día, me llenó de estupor porque el rótulo de la calle decía literalmente "Carrer de Colom", para referirse a Colón. Sí, con un par.

Y yo, que siempre la conocí como dedicada al almirante Cristóbal Colón, o Cristóforo Colombo, porque está sin documentar fehacientemente de donde era exactamente, aunque la mayoría -y que me perdonen los catalanes- data su nacimiento en Génova, -en Italia, no en la del P.P.-. Al menos así lo aprendí de pequeño en la Enciclopedia Álvarez y así figura hasta en el Wikipedia, esa cosa que hace que los tomos de la Salvat, Espasa y otros por el estilo hayan dejado de ocupar sitio en las estanterías de las casas, para terminar, en el mejor de los casos, en el contenedor azul.

Afortunadamente a día de hoy ha sido reparado el desaguisado, y luce nuevamente como "Carrer Colón", porque para mí antes se refería a "Calle Palomo"; y si no es así estaré gustoso de enmendarme.

Paseando por la ciudad, en realidad iba a tiro fijo, con premeditación y alevosía, porque escrutaba las esquinas para dar fé de lo que digo, y así encontré varios desatinos que no han sido corregidos ni se espera que lo sean. Como estos:

Si cambias el rótulo hazlo bien, deja el que te gusta y quita el otro, que queda más bonito y más fino, dónde vas a parar, total es quitar cuatro tornillos rosca chapa y/o darle con un martillito y un escoplo. Y a otra cosa, mariposa. Y hay muchos, pero no voy a ser tan malo, únicamente lo que considero justo, es decir, la puntita nada más. Para que tomen nota, que lo dudo, porque como este blog no llega más allá de un grupo pequeño de lectores, pues es difícil que tenga trascendencia.

La "normalització" de nuestro idioma, es decir, el valenciano, trajo consigo verdaderas barbaridades en la forma de referirse a las cosas en general y, por consiguiente, las hemos interiorizado mal que nos pese asumiéndolas como la verdad absoluta, porque como alguien ose discrepar puede ser demonizado inmediatamente. Y así me duelen los ojos cuando veo palabras que nunca se han dicho así en mi tierra, aunque quizás estén mal dichas según el senyor Pompeu i Fabra -idealizado, lamentablemente, en mi Comunidad-, pero que se han transmitido durante generaciones y todo el mundo las entiende, al menos la gente que ya tiene una edad, no los pipiolos al uso que no saben de la misa la mitad. 

Pero dudo mucho que incluso  el  señor Pompeu se habría atrevido a esto: 

¡¡Maldición....!!. Esto si que me ha hecho pellizcarme para ver si soñaba o, por el contrario, era cierto. Si Luís Vives levantara la cabeza se tiraría de los pelos porque no se puede atropellar la razón tan flagrantemente. Ni siquiera se les ocurre, -que no dejaría de estar mal hecho- traducirlo como Plaza de Bruixes, siguiendo su normativa. Nos inventamos el palabro y ya está.

Pero, a pesar de eso, vamos a ver: si hablas en valenciano que todo sea en valenciano, y si lo haces en castellano tal cual. Lo que no tiene sentido ni trellat es encontrarse un poste con una placa escrita mitad y mitad, que tiene guasa. 

Y está, casi nada, en la misma esquina con la ya citada calle de Colom o Colón, o comoquiera que se llame, según quien esté al frente de la corporación municipal. Ni carne ni pescao. Mar y montaña. Barrechat valençiá.

 "Otrosí digo", como señalaría mi amigo Pepe, lo siguiente es la uniformidad del cartelito en cuestión, y se puede ver en la actual Avenida de L'Oest, antigua del Barón de Cárcer, que ofrece un estilo distinto al imperante en la mayoría de las calles de la ciudad, y que a mí se me asemeja más a este.

 Y no es el único que he encontrado.

Que no es que tenga nada que objetar, pero lo encuentro fuera de contexto. Con lo bonito que quedaría todo rotulado en plazas con azulejos de Manises. Es una opinión. O como eran antiguamente, en especial en el centro histórico.
Y que conste que esto solamente es una muestra de lo que he podido ver en una tarde, porque voy a investigar más memeces, que sin duda las habrá, porque es para mear y no echar gota con esta gente. Lo que pasa es que la mayoría de la población, por no decir casi toda, como que le da igual este tipo de cosas; las miran, si es que pueden apartar un segundo la mirada del móvil (que ese es otro tema pendiente), y se quedan igual; no se paran a pensar en la cantidad de aberraciones que te puedes encontrar a poco que te lo propongas.
 
Pero lo que de verdad me motivó a crear esta entrada, lo que hace que mi colmillo destile veneno es, como dije al principio, la visión súbita del estoicismo imperante, cuando se traduce el nombre de una ciudad: Cádiz por Cadis, que para mí no se debe de hacer y, sin embargo, para la otra del mismo rótulo y mismo lugar, se mantiene como todo el mundo lo entiende, hasta en los Estados Unidos, de cuya Unión es un estado libre asociado y todos, angloparlantes e hispanos lo nombran como Puerto Rico, no Rich Port ni cosas por el estilo. Menos mal que no se les ocurrió a los de la E.M.T., señor Grezzi al frente, ponerle Port Ric y quedarse tan pancho.

Ahí sí que ya hubiera caido muerto.
-Miguelito News-
 
P.D.
Deberes para el responsable del desatino:
 
Fotos: Levante-EMV y Alamy Stock Photo.

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