Aquí triunfamos el verano pasado. ¿Te acuerdas....?. |
Querido Andrés:
Hoy hace exactamente un mes que nos dejaste inesperadamente, cuando nadie podía presentir que una cosa como esta podía suceder. Y estamos huérfanos de tu amistad y tu compañía.
Si te parece, vamos a continuar en el escenario que me inventé para poder comunicarnos, más que nada porque así creo que no molestamos a nadie, ni en sus ideas ni en sus creencias. Y tú, allá donde estés, supongo que ya habrás descubierto algo más que yo, que sigo escéptico. Alguna ventaja habrías de tener.
Hoy quiero recordar cómo nos conocimos, hace ya más de veinte años, en Cullera, donde hemos pasado tantas y tantas cosas. Por aquel entonces había cantidad de peces en el mar, no es que ahora no los haya, que supongo que sí, pero lejos de nuestro alcance. Como decía, había peces para dar y vender y todos pescaban – bueno, todos menos yo- que en esas fechas era una nulidad total en el tema.
No es que haya mejorado
mucho a día de hoy, aunque puedo decir sin rubor que progreso adecuadamente.
Pero no vayas a creer que ha sido gracias a tus consejos ni a mirarme en tu
estrategia, no, muy al contrario, porque te has ido sin aprender. Lo poco o
mucho que sé de la pesca se lo debo, casi todo, a nuestro amigo en común Luís
el xiquet, pozo de sabiduría y buen hacer con la caña en la mano. Fíjate que,
como sabemos muy bien, es capaz de pescar hasta sentado de medio lado en la
silla con una pierna encima de la otra, además de que no sólo ve su picada,
sino también las nuestras. Con la particularidad añadida, que solamente tú y yo sabemos, de que, además utiliza "la técnica". Ya me entiendes.
A lo que iba, una de esas veces en las que intentaba pescar me situé a tu lado en las pesqueras del Panorama y tú, al verme tan desvalido me alcanzaste tu cubo de criancó diciéndome “Prueba con esto….”. Esa fue la primera vez que fui testigo de tu generosidad, la cual me ha acompañado hasta hoy.
Hemos pasado muchas cosas, casi todas buenas, y otras muy buenas, con muchas risas, con muchas horas bajo el sol, con muchas porras, y otros tantos almuerzos en compañía de amigos. Cosas inolvidables y que no consigo apartar de mi mente porque nunca más las volveré a tener.
A día de hoy todavía no me quito de la cabeza que ya no estás con nosotros, que ya no volveré a ver tu media sonrisa, -que no eras de reírte a carcajadas- , y que no podré reconvenirte cuando almorzando "-Amic, un bocadillo de sepia en tot-" vaciabas el bocadillo tirando la mezcla en el plato, ni cuando vertías el carajillo –que tú nunca has tomado café solo- en la misma copa en la que habías bebido cerveza y luego vino. Y eso que me decías que, tarde o temprano, yo haría lo mismo. Nunca será así.
La última vez que nos vimos fue cuando viniste a mi casa a rejuntar el plato de ducha que tenía unas fugas, y después bajamos a tomar un carajillo “Jo te convide….” -como siempre decías-, y allí me comentaste la gran cantidad de trabajo que tenías, a pesar de la pandemia, y de lo mucho y bien que te iba con tu sobrino el “Farruquito”, de lo orgulloso que estabas de él por su buen hacer. Fue el último recuerdo que tengo tuyo, y me despedí de ti como hacía desde que estamos con el COVID, con un “cuídate mucho”. Como sigo haciéndolo desde entonces.
Todavía no he podido ir a Cullera desde hace más de dos meses, ni he podido ver a Luís en todo este tiempo, y tengo muchas ganas de hacerlo, acercarnos al mar como tantas veces a pescar, aunque no va a ser lo mismo sin ti. No podremos cachondearnos de tu estilo, de tus maneras, de tus aparejos, de tu forma de plegar la caña. De tantas cosas. Pero volveremos a pescar; la vida sigue, a pesar de todo. Y siempre estarás sentado entre los dos, arrepretándonos, para que no nos desmandemos.
Pero siempre vas a estar en mi pensamiento, cada vez que vaya. Eso te lo aseguro. Mientras tanto sé que tú, con tu enorme generosidad ahora aumentada desde donde estás, vas a cuidar de nosotros, como siempre has hecho.
Como te decía, de esta utopía creada para la ocasión, hay una cosa, además de que sirve para que te lleguen las cartas a tiempo, la única que me gusta y mantiene viva la llama de nuestra amistad es el saber que, tarde o temprano, volveremos a vernos.
Puedes contar con ello.
Tu amigo.
-Miguel-
2 comentarios:
Eres muy buen relator de hechos pasados pero que los recuerdas como si fuese ayer, si nuestro amigo lo lo puede leer donde este se pondrá muy contento y acompañado con tus cartas enhorabuena por tus relatos Miguel soy Vicente vecino de Andrés y José
Saludos,es la primera ve, que entro en este sistema tan moderno
Miguel que sepas que te leo y que estoy sumamente de acuerdo con lo que piensas y escribes ,este mundo no es justo para todos sino para unos cuantos y algunos de ellos ni si quiera se lo merecen .
Saludos
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