viernes, 20 de marzo de 2020

MI CUARENTENA (Cuaderno de bitácora). Día 5. Si, pero no.


Cada día leo o escucho nuevas noticias que me dejan perplejo cuanto menos y estupefacto cuanto más, porque de ellas se desprende la poca vergüenza de quien las dice. Pues no va y dice la ministra de Exteriores que no se puede enviar un avión para cada español que quiera regresar a casa. Es obvio, no nos tomen por más tontos de lo que ya nos toman. Por supuesto que no es el tema ni la solución; esa, la solución hay que meditarla y pactarla antes de llevarla a cabo como debe de ser. Aunque ¿no recuerda la señora ministra lo que ocurrió con la crisis del Ébola?. ¿No recuerda como, para repatriar a un sacerdote se movilizó tierra con Santiago para, además, expandir la epidemia o enfermedad, o comoquiera que se le llame en España?.

Un poquito de mano izquierda por favor, de meditar las palabras antes de decirlas para no causar más daño. Piense simplemente si alguno de sus hijos, si es que los tiene, se encontrara en semejante situación y demandara ayuda a su país. Probablemente su forma de pensar sería otra, y, estoy seguro de ello, su respuesta y actuación sería inmediata, aunque para ello tuviera que echar mano del Falcon del señor presidente.

Por otro lado, el señor Iglesias, flamante superorgulloso y soberbio vicepresidente del gobierno, nos vuelve a sorprender con su aparición en rueda de prensa para contarnos simplemente lo mismo que nos contó el señor Sánchez, lo mismo que nos contó el rey Felipe VI, y lo mismo que nos cuentan día sí y día también todos y cada uno de los comparecientes ante la población. Con la salvedad, eso si, de ir aderezado con la ración de mala baba que le caracteriza, con enseñar el colmillo destilante de veneno.

Porque no se entiende que el arribista que, de la nada llegó a donde ha llegado; el voceras que despotrica del rey justificando y alentando la cacerolada y luego contemporiza, e incluso le aplaude (según donde), nos esté pidiendo comprensión, solidaridad, quédate en casa y tal y tal. ¿Nadar y cuidar la ropa?. No me sorprendería verlo algún día en el besamanos.

Y luego, con su señora afectada por el virus se nos presenta rompiendo el protocolo de actuación, contribuyendo con su persona a la propagación de la pandemia. ¡Tú eres el que se tiene que quedar en casa, cagontó!. Tú, para dar ejemplo, simplemente por tu cargo institucional eres, o deberías ser, el primero en cumplir con la norma. Igual que tenía que haber hecho tu compañera Irene, en vez de empeñarse contra toda lógica, en celebrar la manifestación del 8M. Pero claro, hay que colgarse la medallita (¿cabe aquí tambien lo de medallito?.

Porque, te lo recuerdo, el resto de la gente va a perder sus trabajos y, en el mejor de los casos solamente cobrará (si es que lo cobra) el 70% máximo de su salario. Tú, señor Iglesias, no vas a renunciar a parte de tu sueldo para donarlo a ayudas públicas, ni tampoco tu esposa. ¡Ay no, lo olvidaba, que tienes que pagar la letra del casoplón!. Perdona.

Por eso, cállate ya, como dijo alguien a alguien alguna vez en algún sitio.

Y a su socio de gobierno, al señor presidente, el que no quería dormir con el señor Iglesias le recuerdo esta cita: "El que con niños se acuesta, cagao se levanta". 
Señor Sánchez, por favor, póngase usted urgentemente el despertador en la mesita de noche y acabe con este mal sueño de una vez. No le cambie el pañal sino que mándelo a dormir solo, que ya es mayorcito, y así podremos dormir todos un poco más tranquilos. O, en su defecto, que se acueste con el Sr. Torra y el señor Urkullu. Así podrán hacer un ménage à trois.

La gente de bien, la mayoría (siempre hay cenutrios sueltos sin controlar) seguimos aislados en casa, sin ver a nuestra familias, sin saber cuando terminará todo esto, pero te aseguro que cuando termine espero que haya un antes y un después, que las personas consecuentes con sus actos y su gran sacrificio se paren a pensar un poquito, solo un poquito, y extraigan sus conclusiones para hacer pagar a la gente de mal lo que están haciendo, en la que incluyo a gran parte del gobierno.

Solamente se me ocurre una manera de que paguen. 

Y no es con dinero.

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