lunes, 30 de marzo de 2020

MI CUARENTENA (Cuaderno de bitácora). Día 15. El día después.


Justo ayer comentaba que habíamos completado la primera parte del aislamiento, cuando hoy, un día después me sorprendo al escuchar a los "sesudos" que hemos alcanzado el pico. ¿Pero qué están diciendo?. Insensatos. Como ha habido casi veinte muertos menos que el día anterior ya están echando las campanas al vuelo; y tan malo es dramatizar como lo contrario. No se puede decir tan a la ligera una cosa como esa porque parece que se ofrecen nuevas esperanzas a las personas.

Hay que pararse a pensar que estamos contabilizando las bajas de las personas que, no lo olviden, se empezaron a sentir afectados por el virus en los catorce días anteriores, cuando, como dice mi esposa muy certeramente, contábamos con todos los medios sanitarios dispuestos para atender al flujo de gente que ingresaba por urgencias. En la situación actual, con las UVIs colapsadas, con las personas enfermas por los pasillos y esperando todavía medios para contener la epidemia, lo normal sería que el número de muertes se elevara.

Y lamentablemente pienso que así ocurrirá. Incluso personas a las que se les suponía curadas están recayendo y eso que ahora parece el chocolate del loro, cuando estemos a punto de superar la pandemia, cuando hayan más altas que bajas, es cuando tenemos que volver la vista atrás y fijarnos muy bien en lo que ahora parece una nimiedad. Cuando hayan de plantearse por las autoridades sanitarias y, por consiguiente el gobierno, que hay que laminar la salida del flujo humano, como en una presa, desaguar poco a poco por el rebosadero y no caer en el error del café para todos. Que ganas nos nos faltan para provocar la estampida.

Y hay que recordar que los chinos todavía, muy precavidos ellos, están regulando el acceso a según qué sitios y quien puede o no puede salir. Por eso debemos tomar nota, ser un poco más orientales y menos occidentales; tener paciencia -más que un chino- y pararnos a pensar que, de no hacer las cosas como Dios manda volveremos a recaer.

Y eso si que sería una putada.





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