domingo, 29 de marzo de 2020

MI CUARENTENA (Cuaderno de bitácora). Día 14. Fín de la primera parte.


Hoy se cumplen exactamente los catorce días que inicialmente ordenó el gobierno para combatir, o al menos intentarlo, el COVID-19, con resultado todavía por determinar, aunque se le ve muy mala cara, y por eso se amplió la cuarentena con dos semanas más. Dos semanas que dudo sean suficientes para acabar con la pandemia. Y seguimos vivos, por lo menos toda la gente que conozco. Aburridos pero no desesperados. Todavía. 

No obstante, al menos en mi caso, creo que no se nos está diciendo toda la verdad sobre la crisis tan grande que supone para el país. No se lo sacan de las manos. La performance que nos ofrecen día a día en la televisión, con sus tres o cuatros comparecientes pasándose la pelota unos a otros no clarifica, es más, nos llena de dudas. Se habla mucho y mal del pico, del famoso pico que parece inalcanzable, por más que nos juren por Snoopy que está a la vuelta de la esquina.

Eso sí, el señor presidente nos está dando una lección de como lavarse las manos adecuadamente; el lo hace diariamente y con público. Aislarse, ponerse en cuarentena no, a pesar de los pesares, pero el lavado de manos, que no de cara lo hace fetén. Pienso yo si algunas veces, cuando se pare un poquito y recapacite, no sé si lamentará ser quien es en el momento actual. Y mira que se puso pesado para llegar a donde está ahora. Pues ale, ahí tienes lo que querías. Ahora toca apechugar y luego prepararse para lo que viene. Todas las tortas se las van a dar en el mismo lado. Y con razón.

Hoy también hace un día precioso, un día más que no podremos disfrutar. Esperaremos como podamos las dos semanas que tenemos por delante, confiando en  que la gente no se relaje y echen a perder lo que con tanto esfuerzo hemos conseguido. Hay que seguir en las casas, hay que estar alerta y no bajar la guardia. Así y solo así mataremos al puto bicho.

No hay que perder el sentido del humor.

 Eso ayuda a pasarlo menos mal.


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