domingo, 22 de marzo de 2020

MI CUARENTENA (Cuaderno de bitácora). Día 7. Nuestro gobierno (Pedro&Pablo).



Una semana. Ese es el tiempo que ha pasado desde que empezó la crisis, y ese es el tiempo que llevamos confinados cada uno en su casa. Eso los consecuentes, los comprometidos, porque todavía, a día de hoy, podemos escuchar en las noticias casos de energúmenos que, desafiando toda lógica, siguen saliendo a las calles para hacer, según ellos, cosas necesarias.

Necesarias como juntarse con los amigos para hacer una fiestuqui, un botellón, o sentarse sobre una toalla en la playa. No importa que se nos repita hasta la saciedad las normas de obligado cumplimiento, no, ellos son más chulos que un ocho y pasan de todo. Contra esta gentuza no hay más norma que la del palo y tente tieso, aunque suene duro, aunque suene a facha, pero cada día que pasa me convenzo más de que es lo recomendable.

Una vez más, el presidente de este nuestro gobierno ofrece una rueda de prensa para ¿informarnos? de las ¿novedades? en un discurso largo y tedioso, vacío de contenido y repetitivo en el sentido de que no se puede estar cada día únicamente dando las gracias a los servicios sanitarios, a las fuerzas de seguridad del estado, etc y no ofrecer nada nuevo.
Eso sí, la autocomplacencia, el ponerse medallita con cada parrafada está asegurado.

Vamos a hacer lo que sea, cuando sea y donde sea. Pum, medalla.
El gobierno ha movilizado xxxxx millones de euros para asegurar la supervivencia de todos los trabajadores, etc. Pum, medalla.
El estado garantizará el cobro del 70% del salario a todos los trabajadores. Ah, me olvidaba: trabajadores y trabajadoras. Pum, medalla.
Ya veremos cuando, cómo y si se cobra a su debido tiempo.

 Con decir que esto va para largo y que nos espera lo más duro -como si no lo supiésemos ya a estas alturas- ya está cumplida la cuota de aparición diaria. Y no es eso, no. Ya sé que es difícil pero hay que ser más enérgico con las medidas que se han de tomar para ralentizar, ya que no se puede frenar, el avance de la pandemia. Firmeza con los infractores, rapidez en dotar de medidas de protección a los que nos cuidan en los hospitales, a la policia y la guardia civil.

El paripé de los representantes de la Guardia Civil, Policia Nacional y Jefe de Estado Mayor de la Defensa está empezando a resultar cansino a la vista y también al oído, porque se pasan la pelota de uno a otro y nada nuevo sale de la comparecencia. Se ha convertido en la puesta en escena diaria de la incompetencia. Os viene grande, reconocedlo.

¿Para cuando un plan inmediato de test a la población?. Seguramente son, somos, muchos los portadores, los infectados que, sin saberlo, estamos exponiendo no solo a nuestras familias confinadas a nuestro lado, sino a aquellos con los que mínimamente nos relacionamos, aunque sea a distancia, cuando vamos a comprar, por ejemplo. "En unos pocos días...." "Proximamente contaremos con más test.....".

Y lo que más me mata de todo esto, lo que me revuelve las tripas cada vez que lo oigo, y son muchas veces, es el maldito empleo del idioma. Un idioma como el nuestro, rico en matices, en vocablos, en sinónimos, se desprecia, se aparta a un lado y se emplean, sin embargo, coletillas, palabros inventados, y así repetidamente me da vomitera oir españoles y españolas, todos y todas, trabajadores y trabajadoras.....

Váyanse todos ustedes a la mierda un poquito, a ver si allí les da por recapacitar y se vuelven cuerdos. Sólo un poquito, no pido mucho.

Cuando escribo esto me entero de que se va a prolongar quince días más el estado de alarma. Pena me dan las madres que, como mi hija, van a tener que lidiar dos semanas más con esta situación. Pero los muertos siguen creciendo, y algo habrá que hacer. Digo yo.

Mañana más.


 

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