martes, 17 de marzo de 2020

MI CUARENTENA (Cuaderno de bitácora). Día 2: Un poco de cordura.


Hoy he vuelto a paaaasar por aquel camino verde.......
Vaya, creo que me está afectando antes de lo previsto la cuarentena.
 He descargado todas las cosas que tenía en el coche para llevarme a la playa, como comenté, así que cuento con provisiones y no moriré de hambre. No obstante, como me faltaba algo y también, ¿por qué no?, la curiosidad mató al gato, he ido al supermercado.

Y algo ha cambiado. Dios existe.

Se han marcado en las entradas y en el interior del establecimiento, unas líneas espaciadas un metro o más, para que las personas mantengan la distancia de seguridad con la idea de evitar, en la medida más esencial, el contagio. Asimismo, personal de la empresa regula la entrada y salida -las gallinas que entran por las que salen-, con lo cual, el acceso es racional y más o menos educado porque, una vez dentro, la bestia que algunos llevan en su interior pugna por salir, y sale, vaya si sale.

Pero algo hemos ganado. Cierto es que no pude comprar todo lo que quería, porque no había. Lo que me volvía a hacer pensar en el enigma del papel higiénico. ¿Que lleva a la gente a acaparar ese producto?. Quizás sea porque antes de esto hemos visto en la televisión la situación de los supermercados en Venezuela y, parece ser que unos de los productos más demandados era este. No lo entiendo de otra forma.

Estamos en pleno siglo XXI, la era de Internet, del agua corriente, del bidet y las toallitas húmedas -mal que nos pese- y es incomprensible la actitud de algunos -muchos- que vacían las estanterías sin pensar en el que viene detrás. La solidaridad parece ser que se va a diario por el inodoro.

En otro órden de cosas, el gobierno, con su proverbial despiste, no se sabe a qué está jugando. Apenas dos días después de determinar una cuarentena de quince días, aparece con que habrá que prolongarla sine die, y, sin embargo deja abierta las entradas y salidas del pais a través del espacio aéreo y marítimo. Tampoco se pone de acuerdo en tomar medidas restrictivas, que hacen mucha falta, para contener el virus.

Recuerdo hace semanas, ver en la televisión como en China sacaban a las personas de sus casas arrastrándolas de una pierna. Si estás contagiado sales sí o si. También es verdad que allí las cosas no son como aquí. La gente es mucho más disciplinada -a la fuerza ahorcan- y se toma más en serio el problema. Aquí somos más burros, más cabezones, y sabemos más que nadie. Y hace falta más obediencia. No solo por no contagiarte sino, sobre todo, por no propagar la enfermedad a los demás. Ser un poco más humilde.

El contagio sigue aumentando. La temida curva crece. Hasta algunos políticos insolidarios se han contagiado. Y de repente, salta la noticia.

Pero eso requiere una entrada para ella sola.

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