La
cabra tira al monte y yo no puedo olvidar mi pasión, que se ha ido diluyendo
poco a poco, pero todavía conservo un poco para recordar ciertas cosas. Hoy 11
de Mayo (otra vez Mayo) pero del año 1801 moría en Madrid el torero José
Delgado (Pepe-Hillo) tras la cogida sufrida por el toro Barbudo, que le infirió
una gravísima cornada en el bajo vientre. Pepe-Hillo fué junto con Pedro Romero
y Costillares uno de los principales creadores de las reglas del toreo.
A
continuación reproduzco una cita de Wikipedia:
El
11 de mayo de 1801 Pepe-Hillo alternaba con José Romero —hermano de Pedro—,
Antonio de los Santos y Juan Conde1 en la Plaza de la Corte. Cuando
entraba a matar al séptimo toro, llamado Barbudo, este le derribó y
enganchó en el suelo, imagen inmortalizada en el último grabado de la serie La
tauromaquia de Goya y narrada de forma minuciosa por José de la
Tixera en una carta que se imprimió en Barcelona en 1801. Según su narración,
el toro, de la ganadería de José Gabriel Rodríguez Sanjuán de la localidad
salmantina de Peñaranda de Bracamonte, enganchó al
diestro con el pitón derecho «por el cañón izquierdo de los calzones y le tiró
por encima de la espaldilla al suelo, cayendo boca arriba». El golpe de caída
le hizo perder el sentido, la contusión fue suficiente para evitar que
esquivara o se cubriese al menos de mayor daño del toro. El toro le acometió de
nuevo y con el mismo cuerno por la boca del estómago «levantóle y campaneándole»
así, en distintas posiciones, por más de un minuto, destrozóle varios órganos y
arterias en la cavidad del vientre y pecho —intestino mayor, estómago, pulmón
derecho, y el hígado por completo—, además de las ocho costillas fracturadas y
una vértebra, hasta que le soltó en tierra, inmóvil y con solo pocos minutos ya
de vida, entretanto en el resto de la arena se volcaban a terminar con el
astado, moribundo también. Esta segunda parte de la cogida fue representada en
otros dos grabados inéditos de Goya de la serie citada, en los que se muestra a
Pepe-Hillo zarandeado por el toro, colgado del cuerno derecho y boca abajo. La
fidelidad y exactitud documental de estos dos grabados inéditos, unido al hecho
de que representasen la imagen de la cogida en momentos distintos, hace pensar
a algunos críticos que Goya fue testigo presencial en la plaza.
D.E.P.
torero.
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