martes, 26 de mayo de 2020

MI CUARENTENA (Cuaderno de bitácora). Día 72. Estar callados es callar.


Creo que estar calladitos se va a poner de moda, visto lo visto con la destitución fulminante que ha sufrido en sus carnes el coronel de la Guardia Civil que ha osado protestar o cuestionar al des-gobierno de los Picapiedra. El señor ministro de Interior, el tal Marlaska parece mentira que sea juez y actúe de la manera que lo está haciendo en cuanto a alguien se le ha ocurrido levantar un poquito la voz contra los supremos mandamases. Algo mal hecho habrá ahí cuando el número dos de la Guardia Civil ha dimitido tras la salida de su jefe el señor Pérez de los Cobos.

Rápidamente han salido los catalinos en la persona del maleducado Rufián (qué bien le sienta el apellido) y otro tontolaba de Podemos en Catalonia para hacer leña del árbol caído y hurgar en la herida, comparando la actuación de la Guardia Civil en el 1-O, cuando las revueltas, ataques a la policía y destrucción de contenedores y mobiliario urbano y exigiendo casi que lo metan en la cárcel.

Resulta que el ministro súper-responsable de toda esta movida, el señor Salvador-Illa sabía del coronavirus antes que nadie, que Don Simón también estaba al loro pero generosamente dijo que no le prohibiría ir a la mani del 8M a su vástago; que la churri del Coletas también consiguió que se hiciera la manifestación en su día justo, ni uno más ni uno menos, aunque eso iba a repercutir -por mucho que lo nieguen- en la transmisión del virus.

Pero a esos no les pasa nada porque forman parte del politburó del presi y están a salvo de cualquier incidencia que les pueda pasar. Tampoco a la señora Calvo, que asimismo voceaba a la cabeza de la manifestación para no quedarse atrás y ser menos que la Montero.

Será por eso, por lo de la inmunidad, por lo que ningún barón del PSOEDEMOS osa rebelarse ni siquiera argumentar algo en contra de las medidas que se están tomando -ahora sí, ahora no- con lo de la pandemia. No tienen huevos ninguno de todos en plantar cara al todopoderoso Pedro Picapiedra y cuestionarle las formas, los modos y las modas. No vaya a ser que caigan en desgracia y pierdan el chollo.

 El único que parece -solo parece- llevar la contra es el Coletas, pero yo creo que es más para decir "aquí estoy yo" que otra cosa y, sobre todo, para llevarle la contraria al otro Picapiedra. Eso es lo suyo, marear la perdiz, nadar y guardar la ropa y esperar a ver si cae el otro y él sube un puesto en el escalafón. No quiero ni pensarlo.

En el actual estado no se comprende cómo la gente, en general, se está portando tan borreguilmente y no se lanza a las calles pero en serio para exigir, que no pedir, la dimisión en bloque del gobierno de la nación, que ya está bien de engañarnos y querer que nos creamos todo lo que nos dicen. Lo último lo del conteo de fallecidos, que es para mear y no echar gota.

 A ver si ahora, con la llegada de la Liga de fútbol salvadora que nos han prometido para ya mismo, la gente se atocina un poco más y se muestra más sumisa. Se olvida de lo que reclaman los vascos, lo que seguro pedirá Ciudadanos, lo que tienen asegurado los catalinos y el tema del Coletas y su amiguita Dina con lo de la tarjeta de memoria del móvil que -vaya por Dios- se borró y se rompió nadie sabe cómo. A ver ahora como le metemos mano a Villarejo y sus compinches.

 Nada me gustaría más que ver la caída del gobierno de mierda que tenemos por medio de una moción de censura o algo así, que, aunque no es el momento adecuado porque hay que acabar cuanto antes con el bicho, tampoco es el momento para otras chorradas como la renta mínima y otras lindezas y sin embargo se están haciendo por decreto.

 Que al final es lo que quieren los Picapiedra con tanto estado de alarma, hacer lo que les salga de los cataplines.

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