martes, 19 de mayo de 2020

MI CUARENTENA (Cuaderno de bitácora). Día 65. Al rincón de pensar.


Ahora resulta que después de más de dos meses que si si que si no, nos van a obligar a llevar la mascarilla hasta para ir por la calle, pero vamos a esperar un poquito a que sienten las bases y la normativa, toda vez que luego sea susceptible -como de costumbre- de ser modificada. Me imagino que volverá a haber un caos en cuanto al suministro, porque así se están haciendo las cosas últimamente y es muy posible que vaya a haber desabastecimiento.
  
 Esta gente parece ser que las pocas veces que se reúne en el Congreso es para pensar y poner en práctica las últimas paridas que les pasan por la cabeza, y así toca ahora con las mascarillas como tocó anteriormente con el tema del fútbol, que debe de ser producto de primerísima necesidad, porque de otro modo no se entiende tanta prisa. Volver al cole no, los toros no, pero el fútbol sí, ese que no falte porque anima un güevo a la gente.

  Yo soy muy aficionado a los toros pero en la situación actual puedo llegar a entender que, al igual que pasa con todos los sectores, tanto de la industria como de los servicios, para todos en general ha sido un duro mazazo el cierre obligado por la pandemia. ¿O es que un autónomo con su pequeño comercio no sufre -más si cabe- que un club de fútbol....?. 
 El autónomo se está jugando  no sólo su subsistencia, sino la de su familia. Los otros, los de la pelotita, además de tener bastante más dinerito guardado, lo único que se juegan es el partido de la semana. Hay una sutil diferencia.
 
Dentro de lo malo hay que observar dos escenarios muy distintos; el que trabaja con materiales no perecederos tiene un problema, por supuesto, pero es menor que el que trabaja con bienes que tienen fecha de caducidad. Y en el ejemplo de los toros es palpable, ya que el producto final ha tenido unos costes que no se pueden recuperar enviándolos al matadero. Y evito tocar la fibra sensible de si es un animal único o no, de si es cultura o no; lo pongo en la misma balanza que el pescado que tiene el pescatero en la cámara. De ahí que me ponga malo cuando hablan del fútbol.

Los politicastros siguen vomitando gilipolleces sin medida, como las que ha vertido el ministro en tiempo de descuento señor Garzón, que entró con calzador para cubrir la cuota exigida por el Coletas. Ahora dice que "el turismo en España tiene poco valor añadido y mucha precariedad laboral por ser estacional....". Dicho esto han acudido de apagafuegos rápidamente tanto la ministra de Turismo como la vicepresidencia tercera Nadia Calviño, para ver si rectificando lo dicho por el chico no nos enteramos y continuamos narcotizados. 

Hay un dicho famoso, parece ser de Mark Twain, que reza así: "Es mejor estar callado y parecer tonto que abrir la boca y despejar todas las dudas". Pero es que el ministro de Consumo ni con la boca cerrada nos puede convencer de que, además de tonto de remate es inoportuno.

Además de que ahora mismo el ministerio del Interior está planeando perseguir a quien organice manifestaciones en contra de la política del des-gobierno, y cursa órdenes a la policía para que investigue, además se añade la salida de tono del Coletas al decir que de seguir los escraches y manifestaciones a los políticos (léase a él en su casoplón), los siguientes pueden ser Ayuso y Ábalos. Si eso no es instigar, señalar y amenazar, que venga Dios y que lo vea. ¡Tendrá cara el Picapiedra....!

Pero para terminar he escogido una noticia que me llena de un gran pesar e indica claramente hacia donde nos dirigimos como país y como sociedad. A la mierda total y absoluta. Porque el ministro de Universidades Manuel Castells -otro que nos han metido en el gobierno sin vaselina- ha dicho la parida del día en el sentido de bajar la nota para acceder a una beca universitaria del 6,5 actual al 5 pasándose por el arco del triunfo el mérito académico, atendiendo a la necesidad económica.

Cojonudo; si ya somos académicamente un desastre poco podemos esperar de nuestros futuros profesionales de ahora en adelante. Bajamos el nivel cuando debería de ser todo lo contrario, porque la esencia de una beca es premiar al buen estudiante y, sobre todo, al que tiene ganas de seguir estudiando, de aprovechar su tiempo para formarse convenientemente en aras de su futuro. Pero aquí en España tenemos lo que nos merecemos; y luego nos quejamos de que los cerebritos se vayan al extranjero. ¡Que inventen otros! decía un tal Franco..

Yo, por si acaso me tienen que operar algún día en el hospital, antes de firmar la autorización voy a exigir que me enseñe el libro de notas el cirujano.

Simplemente como medida de prevención, por si acaso.

1 comentario:

Manolo dijo...

Muy bien Miguel, a seguir. Lo de la encuesta lo solucione
´, era una tonteria. Saludos buenas noches