miércoles, 6 de mayo de 2020

MI CUARENTENA (Cuaderno de bitácora). Día 52. Enfriando la cabeza.


Si ayer, desde estas mismas líneas yo abogaba por un desconfinamiento total que nos permitiera de una vez salir libremente a la calle, teniendo en cuenta que las bajas ascendían a 185, hoy con 244 estamos ante un repunte de casi 60 víctimas más, y uno no sabe qué hacer.

Es cierto que estoy influenciado por tantos días de encierro y no veo la luz demasiado cerca, lo cual hace que me deje llevar por el arrebato y el cabreo, pero no es menos cierto que hay que rendirse a la cruda realidad que nos anuncia día a día que el bicho está ahí con su letal cifra.

 Ahora parece ser que vamos a tener más de lo mismo prorrogado durante dios sabe cuánto tiempo, porque Pedro Picapiedra ha dejado entrever alguna vez que le gustaría llegar al mes de Julio tal y como estamos. Y yo no sé si la gente en general va a poder soportarlo, porque con amenazas de caos y otras lindezas no se borra la nefasta gestión que están llevando, primando, como siempre ha sido y lamentablemente será, el interés del partido por encima de todo.

 Y el pueblo llano a joderse y aguantarse. Lo que pasa es que si se tensa demasiado la cuerda se corre el riesgo de que se rompa, con consecuencias que no quiero ni pensar, porque, aunque la sociedad actual está más acomodada (apesebrada en muchos casos) que en generaciones anteriores, llega un momento en que puede decir basta y rebelarse. Muchas personas van a verse en situaciones muy pero que muy difíciles cuando se terminen los ERTE, porque se va a abrir una puerta ante lo desconocido.

 Y cuando apriete el hambre -que puede llegar a pasar- cuando no se pueda pagar la hipoteca o el recibo de la luz, vamos a ver qué pasa. Por menos que eso se han visto revueltas en muchos países. No quiero ser agorero, pero es una cosa que está ahí latente y sólo necesita una chispa para que prenda en un gran incendio.

 Hasta donde llega la desvergüenza de algunos políticos, y me refiero principalmente a la banda del Coletas, que con tal de seguir montado en el burro, merced al Pacto del Abrazo, ahora justifica y bendice (dicen en algún periódico) el pacto de Pedro Picapiedra con Ciudadanos, hecho éste que nunca antes hubiera aceptado -horror y pavor- porque juntarse con la derecha a la que tanto ha insultado, y continúa haciéndolo, es un pacto con el diablo.

 Pero se traga el sapo y calla. En peores plazas hemos toreao. Vamos a ver si nos dejan unas quincenitas más para seguir jodiendo a la plebe, que mientras tanto yo sigo llevándomelo crudo, y mi churri más de lo mismo.  Y así, con el voto en contra de ERC, el apoyo del PNV, que ya veremos cuánto nos va a costar la bajada de pantalones del señor Sánchez y la ayudita también de Coalición Canaria (todo sea por el turismo insular), ya se puede poner todo lo burro que quiera el PP que no hay nada que rascar.

 Y Ciudadanos, que siempre está como la parrala, ahora sí, ahora no, está en la cuerda floja que mantienen sujeta algunos de sus correligionarios, y le puede pasar como a Ribera, viendo como hoy mismo se le pira uno de sus principales miembros, el señor Girauta. Pero algo habrá tenido que sacar en limpio, porque de otra forma no se entiende. 

Ya lo iremos viendo, pero que estén muy pendientes todos los nuevos amiguitos de Los Picapiedra, porque estos hacen como decía mi suegra: 

 "Prometer hasta meter, que una vez metido no hay nada prometido”.

 Ale, no se lo digáis a nadie.


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