martes, 12 de mayo de 2020

MI CUARENTENA (Cuaderno de bitácora). Día 58. El riesgo




En el día de hoy nos anuncian el número de fallecidos que asciende a 176, es decir más de 50 personas que han caído con respecto al día de ayer. Esto supone un repunte importante que parece ser va a continuar visto el comportamiento de la gente en la primera jornada de desconfinamiento al alcanzar la Fase I. Era de esperar porque ya estamos hartos de tanto encierro y salimos como las cabritas al monte cuando se abre el redil.

 Y eso que yo soy de los que tienen ganas de salir cuanto antes, pero también debo reconocer que nos estamos arriesgando, de hacerlo mal, a que nos vuelvan a encerrar por ni se sabe cuánto tiempo más, y entonces el cabreo puede ser monumental, eso suponiendo que todo quede solo en cabreo y no pasemos a mayores. Que nunca se sabe. 

 En las noticias que se pueden leer hoy destaca la de Wuhan, origen de todo lo que le está pasando ahora a todo el mundo, y que dice que como consecuencia de la aparición de nuevos contagios se van a hacer test masivos a la población. Y cuando digo masivos es porque están hablando de once millones de test, que se dice pronto. ¡Igualico que aquí!, que diría mi abuela.

Yo tengo la manía, -tal vez me equivoque-, que se debería de hacer el test a todos los españoles con el objeto de determinar exactamente quien está y quien no está afectado por el virus. De ese modo, el que esté sano y libre de contagio puede trabajar y hacer su vida normal, además de continuar adelante con la economía, tanto la propia como la del país. 

 Por el contrario, al que esté afectado se le aísla convenientemente, con lo cual de un tiro se matan dos pájaros, es decir, se le atiende con todos los medios disponibles en lugar de diversificar dichos medios entre unos y otros, y por otro lado se evitaría que pudiesen contagiar a los demás. Y a lo mejor se acababa antes con la pandemia simplemente por profilaxis.

 En otro orden de cosas, como yo necesito poco para cabrearme, me entero de que el  ministro del Interior, señor Marlaska, no contento con ir soltando a los pseudo golpistas catalanes, por no decir golpistas totales, pues va y acerca a presos etarras, -alguno con delitos de sangre- para que estén más cerca de sus familias. Mientras que yo, que no he matado a nadie, que ni siquiera le he pegado un capón a ninguna persona por más que se lo pudiera merecer, yo no puedo ir a ver a mi hija ni a mis nietas.

 A ver si de una puñetera vez se ponen de acuerdo, dejan un poco de lado al partido y piensan como una persona normal, como una mujer gobernaría su casa y su familia para salir adelante, simplemente porque se juega lo suyo, lo que le ha costado de ganar y mantener, en lugar de contar con un sueldazo de puta madre y unas prerrogativas que ninguno tenemos, pero que les cubren las espaldas a salvo de todo, asegurándoles además la jubilación, y se ponen a la faena.

 Si tenemos que ir todos con mascarilla pues vamos, y eso que a mí me agobia un montón, pero todo sea por el bien común, porque hay que acabar de una vez, y eso se hace cogiendo al toro por los cuernos, no estando fuera de cacho ni viéndolo desde la barrera. Así toreaba hasta yo. Que Don Simón, Salvadorilla y el Coletas se están pensando hacer lo que dice Pedro Picapiedra en el sentido de que ya se plantea pedir una nueva prórroga, pero esta vez de un mes, que ir cada semana al Congreso de Diputados cansa que no veas.

 Ojo, que nos la estamos jugando y la podemos cagar.  


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