En esta cuarentena que nos ha tocado hay días en los que me levanto de la cama con un poco más de ánimo, que ya es con lo que llevamos a las espaldas, pero tras leer la prensa, en sus diferentes vertientes políticas, el ánimo vá decayendo poco a poco, por culpa de las mentiras que nos cuentan día si y día también.
Los
despropósitos de este des-gobierno no tienen parangón; son difíciles de
catalogar por lo absurdos que resultan. No se entiende que con los últimos 610
fallecidos se decida que puedan volver a la actividad ciertos trabajos
informándonos, sin ningún rubor, que eso no va a hacer que crezca el número de
afectados y/o muertos (bueno, eso de muertos no lo dicen, que está feo).
Cualquiera
con dos dedos de frente puede entender que, si se somete más gente al contagio
es inevitable que se contagien y, por consiguiente, que aumente el número de
casos a tratar en las UCIs, en los hospitales, en las casas y sumen más
fallecimientos. Por más que dicten normas de distanciamiento y prevención. Que
me expliquen cómo van a trabajar en una obra en construcción los operarios. ¿A
dos metros uno de otro?. ¿Sin tocarse?. ¿De dónde va a sacar el empresario EPIs
si no hay ni mascarillas en las farmacias?.
¿Alguien
ha visto que se cumplan, en un escenario normal del día a día, antes de la
pandemia, todas las medidas de seguridad?. Si ni siquiera llevan guantes,
gafas, ni mucho menos arneses la mayoría de ellos. Y ahora pretenden que se
pongan un mono, mascarilla, y tal y tal, como diría Jesús Gil. Además, en el
improbable caso de que así fuera, hay que contar con que luego se tienen que
cambiar de ropa la mayoría de veces en un contenedor no muy grande.
Y
cambiarse de ropa cada día; y lavarla. Amos anda.
Por
otro lado, cambiando de tema, ahora resulta que ya no se llama el
COVID-19, no, ahora se llama la COVID-19, y digo yo que será por
cumplir con los criterios de paridad que nuestros dirigentes tiene a bien
aplicar. Por utilizar, nuevamente, el lenguaje inclusivo que tanto daño está
haciendo a nuestro idioma por culpa de cuatro mequetrefes. El Coletas y su
pandilla de neo-castas están que se salen cada vez que lo escuchan.
Otras
citas que no tienen desperdicio: El señor Ximo Puig, presi de mi Comunidad
tiene a bien decir que "Con la perspectiva actual, es
verdad que se podían haber tomado medidas antes.....". ¡Y se queda tan
pancho. Eso lo sabe hasta un niño de pecho, si se lo explican poco a poco. Otra
más, la ministra de Turismo suelta que "Cuando todo esto pase, se
deberá guardar la distancia en las playas". A ver cómo aplican la
medida en Benidorm. Me parto y me troncho.
Hay
una cosa positiva que yo encuentro en esta situación tan horrible de la
pandemia, y es que las personas (la mayoría), bien por criterio, sentido común
o incluso miedo, mantiene la distancia exigible para evitar contagios; tiene
más paciencia (claro, como no tenemos nada que nos urge) y, sobre todo, es
respetuosa en las colas que se crean en los supermercados.
¡Quien
lo iba a decir en un país como el nuestro que somos expertos en colarnos!.
Tranquilidad.
No todo está perdido.
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