martes, 7 de abril de 2020

MI CUARENTENA (Cuaderno de bitácora). Día 23. La desconfianza.




Hoy me han pasado dos cosas curiosas y una de ellas ha sido la primera vez que ha ocurrido. Esta mañana cuando iba a hacer la compra con vistas al cierre durante la SemanaSantaAnulada, al cruzarme por la acera con una persona he notado, sutilmente pero no por ello menos real, que esa persona, un hombre, se pegaba a la pared cuando estaba a mi altura. Me ha sorprendido, porque llevaba máscara –él, no yo- y la distancia era tal que no justificaba el hacerlo.

Me he propuesto entonces, es lo que tiene el no hacer nada durante días, el prestar atención durante todo mi discurrir al encontrarme con los demás. Efectivamente, la tendencia era el alejamiento perceptible en cada cruce. No se trataba la primera vez de una casualidad.

Y eso me hace pensar en lo rápido que hemos cambiado en nuestra relación como seres humanos, pareciendo que estuviésemos en una película de esas de zombies en las que lo importante es estar cuanto más lejos mejor.

¿Va a ser eso lo que nos traerá la cuarentena?.

No quiero pensar que pueda ser así; que el miedo nos condicione hasta el punto de no volver a hablar con alguien, conocido o no, a una distancia social, no a dos metros. A no poder abrazar a las personas queridas. A negar la mano cuando saludamos a nuestros amigos……..

La otra cosa me ha pasado esta tarde cuando paseaba a mi perro. En el parque que tengo junto a mi casa, un parque largo, con una visibilidad de al menos cien metros por cada lado, no he podido ver en todo lo que mi vista alcanzaba a ningún ser humano. Tan solo unas palomas y tórtolas.

Ni en la calle, solamente algún vehículo que pasaba por la calzada, pero nada más. Nunca en mi vida me había sucedido una cosa igual, aunque puede parecer mentira, porque ni yo mismo me lo podía creer, pero así ha sido. Y es triste porque no estamos acostumbrados. Somos animales sociales y necesitamos contactar con nuestros semejantes, aunque solamente sea para preguntar el nombre de nuestros respectivos perros.

Confío en que sea pasajero.

En cuanto al bicho, más de cien muertos se ha llevado respecto al día de ayer, así que todavía no se pueden echar las campanas al vuelo. Hoy me he comprado también la dichosa mascarilla por si al gobierno, a la OMS o a algún sesudo más de los que hoy en día abundan por ahí les da por obligar a llevarla a todo aquel que tenga que salir a la calle

Otro negocio que hará rico a algún espabilado.


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