Cuando ayer mismo comentaba desde aquí
acerca de la resolución de nuestro des-gobierno en cuanto a la salida de los
niños, resulta que todavía no está clara la cosa, porque hasta el próximo
sábado, el comité de "expertos" (que proliferan como moscas) no decidirá
las condiciones exactas en que debe hacerse. Así que, agarrarte que vienen
curvas.
Mientras tanto se sigue
demonizando a los que tenemos perro, no a los que lo alquilan, lo piden
prestado o lo "rescatan" de la perrera. Que no somos todos iguales. Y
cuestionan el paseo diario con discursos como que los sacamos varias veces al
día (¿Ellos, las personas digo, mean solamente una vez o más?), que si
alargamos la vuelta, que si nos paramos con otros, etc.
En mi caso, salimos las mismas
veces y con la misma duración que lo hacíamos antes de la cuarentena, con la
salvedad de que, ni nos juntamos con otros paseantes, ni dejamos que nuestro
perro le huela el culo al otro ni, por supuesto, desatendemos el control y la
vigilancia de nuestra mascota mientras nos embobamos mirando el móvil. De esos
está la calle llena, pero no pasa nada.
Lo comparan, cómo no, con el
paseo de los niños. Y no es lo mismo, primero porque un niño tiene inteligencia
y se le puede explicar el porqué del confinamiento, y lo entiende, aunque sea
un niño; pero un perro es un animal que depende del sentido común de su dueño y
no tiene elección, sale si lo sacan y punto. Pero es fácil caer en la tentación
de hacer pagar la frustración cargando las tintas sobre los demás.
Ya veremos cuántos perros son
abandonados cuando todo esto pase; pero estoy más que seguro de que ninguno de
los que teníamos uno antes será capaz de dejarlo en la calle porque ya no nos
hace falta, porque podemos salir a la calle sin "salvoconducto". No
hay más que volver la vista atrás unos meses y constatar el estado de
saturación de los albergues para animales. Entonces no había tantas solicitudes
de adopción.
Hoy no despotricaré contra el
des-gobierno, no al menos en esta entrada, porque lo dejo para una
extraordinaria. Aquí constato un hecho que me duele por la ignorancia y la mala
leche de la gente, que parece ser que va en aumento conforme pasan los días,
sin tener en cuenta, además, que los dueños de los perros estamos sometidos a
una vigilancia mayor por parte de las fuerzas de seguridad que los que, con
todo el morro del mundo, pasan de todo.
Criticar sale gratis.
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