jueves, 23 de abril de 2020

MI CUARENTENA (Cuaderno de bitácora). Día 39. De niños y perros.



Cuando ayer mismo comentaba desde aquí acerca de la resolución de nuestro des-gobierno en cuanto a la salida de los niños, resulta que todavía no está clara la cosa, porque hasta el próximo sábado, el comité de "expertos" (que proliferan como moscas) no decidirá las condiciones exactas en que debe hacerse. Así que, agarrarte que vienen curvas.

 Mientras tanto se sigue demonizando a los que tenemos perro, no a los que lo alquilan, lo piden prestado o lo "rescatan" de la perrera. Que no somos todos iguales. Y cuestionan el paseo diario con discursos como que los sacamos varias veces al día (¿Ellos, las personas digo,  mean solamente una vez o más?), que si alargamos la vuelta, que si nos paramos con otros, etc. 

 En mi caso, salimos las mismas veces y con la misma duración que lo hacíamos antes de la cuarentena, con la salvedad de que, ni nos juntamos con otros paseantes, ni dejamos que nuestro perro le huela el culo al otro ni, por supuesto, desatendemos el control y la vigilancia de nuestra mascota mientras nos embobamos mirando el móvil. De esos está la calle llena, pero no pasa nada.

 Lo comparan, cómo no, con el paseo de los niños. Y no es lo mismo, primero porque un niño tiene inteligencia y se le puede explicar el porqué del confinamiento, y lo entiende, aunque sea un niño; pero un perro es un animal que depende del sentido común de su dueño y no tiene elección, sale si lo sacan y punto. Pero es fácil caer en la tentación de hacer pagar la frustración cargando las tintas sobre los demás. 

 Ya veremos cuántos perros son abandonados cuando todo esto pase; pero estoy más que seguro de que ninguno de los que teníamos uno antes será capaz de dejarlo en la calle porque ya no nos hace falta, porque podemos salir a la calle sin "salvoconducto". No hay más que volver la vista atrás unos meses y constatar el estado de saturación de los albergues para animales. Entonces no había tantas solicitudes de adopción.

Hoy no despotricaré contra el des-gobierno, no al menos en esta entrada, porque lo dejo para una extraordinaria. Aquí constato un hecho que me duele por la ignorancia y la mala leche de la gente, que parece ser que va en aumento conforme pasan los días, sin tener en cuenta, además, que los dueños de los perros estamos sometidos a una vigilancia mayor por parte de las fuerzas de seguridad que los que, con todo el morro del mundo, pasan de todo.

Criticar sale gratis.

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