miércoles, 1 de abril de 2020

MI CUARENTENA (Cuaderno de bitácora). Día 17. Me duele la cabeza.


Me duele la cabeza, y no es por tener coronavirus. ¿O quizás si?. Porque como no me hacen el test no puedo saber si soy afectado o no. Hay que dejarlos para los elegidos, entre los que no cuento a los profesionales que nos cuidan y velan por nosotros, sino a los otros, incluyendo a los de la casta. ¿O eso era antes.....?

Hablando del macho alfa, no podía dejar pasar la oportunidad de tener sus minutos de gloria en el pim pam pum de todos los días y salió a acompañar a la vicepresidenta que más quiere, en una ridícula puesta en escena para que nos creamos que se llevan chupibién. Eso en lugar de quedarse, como debiera, en su casoplón junto a su churri para no propagar la enfermedad, que la gilipollez ya tendrá tiempo, como ya antes lo tuvo, de transmitirla a diestro y siniestro.

Me cansa mucho tener que tratar siempre el mismo tema, pero es que no hay otra ahora mismo. ¡Con lo bien que lo pasaba con la corrupción, las cajas bes, el Villarejo, Urdangarín y su reata, etc!. Ahora, fuera de coronavirus solamente se puede tener noticias de lo guay que se llevan el Rey y el Emérito, y recordar que hace un año las reinas se peleaban en la puerta de la catedral de Palma. ¡Qué días aquellos.....!.

Po lo demás todo sigue su curso "antinatural", es decir, sigo encerrado, salgo únicamente a comprar y a pasear al perro y luego leo, limpio un poco la cocina ayudando a mi señora, saco algún ratito para escribir aquí y como los niños pequeños, a cenar y a dormir. Mi perro me mira a menudo con cara de circunstancias como preguntándose cuando le voy a tirar la peloto o el palo en el parque; le dá lo mismo, la cuestión es correr un poco. Nos van a salir telarañas.

Me pregunto a mi mismo, porque no puedo hacerlo a casi nadie más, de dónde piensa el gobierno sacar tanto dinero como está comprometiendo cada día que tiene consejo de ministros, porque no lo veo. Considero un despropósito que en plena crisis, con tantos frentes a los que atender, van y destinan una partida de 1.500 millones de euracos para las televisiones privadas. Televisiones que el año pasado, unas por otras rondaron los 200 millones de beneficios, pobrecitas. Con la de material de protección que saldría de ese montante.  Pero nobleza obliga, y ciertos favores se tienen que devolver; es la servidumbre que lleva a quienes llegan al poder. Eso y mucho más que veremos.

Y por último, o como dicen los ingleses: "At last but not least", me guardo la píldora del día. Las declaraciones infames del degenerado Mosso de Escuadra diciendo que los respiradores que se fabriquen en la SEAT deben de ser, en primer lugar para los catalanes, y lo que sobra, si es que sobra, para el resto de los españoles. Mecagontó'.

 A ese tiparraco habría que inocularle una ración triple del COVID19. A ver si le entraban unas cagaleras y se iba al Valhalla Catalán. Allí podría esperar a toda la tribu de mangantes de su pueblo o país, o estado, o como coño quiera llamarse. Y seguro que mañana nos sorprenderán con algo más nuevo, aunque no mejor, porque parafraseando al Wyoming, es imposible.

Me voy porque estoy empezando a insultar y no tengo mesura.

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