miércoles, 15 de abril de 2020

MI CUARENTENA (Cuaderno de bitácora). Día 31. La desidia.





Por mucho que me esfuerce no llego a comprender la relación que pueda existir entre la pandemia y el abandono. Hablo del abandono que sufren ciertas actividades municipales, precisamente ahora que las calles están prácticamente vacías, tanto de tráfico como de viandantes, y es por eso que llama la atención poderosamente la falta de cuidados.

En el parque que hay debajo de mi casa, aunque es verdad que está bastante olvidado en cuanto a mantenimiento desde hace meses (muchos) ha crecido la mala hierba de tal manera que parece más bien una selva, con árboles descuidados, multitud de hojas en el suelo y una maraña en la que es imposible entrar. Nunca se han prodigado los estamentos municipales en mantener mínimamente los trabajos de poda, por lo que, tras las tormentas, muchos ramas se desgajan de los árboles y no pocos árboles se llegan a partir por la mitad o ceden sus raíces.

Solución inmediata, talar el árbol y a otra cosa mariposa, en lugar de volver a asentarlo debidamente y apuntalarlo, puesto que es un ser vivo y puede continuar siéndolo. Pero no, parece ser que es más fácil meter la sierra que conservar el ejemplar. Por este motivo, cada día quedan menos especies forestales y más cemento o alcorques vacíos.

Trasladando el tema a la vía pública, ahora es el momento de reasfaltar, de repintar las señales viales en tierra, de reparar los semáforos estropeados; en definitiva, de mantener la ciudad arreglada, sin molestias ni para los operarios que deben hacer los trabajos, ni para los usuarios que la transitan.

Hoy no quiero hablar de muertos, a pesar de que antes de ayer fueron 567 y hoy 523, porque aunque haya bajado la cifra continúa siendo estremecedora. Asimismo dejo de meterme con los políticos para que descansen un poquito, que todavía quedan días para atacarlos. No estoy de humor. Me pesan los días y me deprimen. Probablemente también esté engordando, que es peor porque, a pesar de la tristeza acumulada durante este mes, no hay manera de que se me quiten las ganas de comer.

Y eso no hay mascarilla en este mundo que lo evite.

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